Fue un hermoso
día para Milo en la Ciudad de la Nostalgia, el sol brillo más que nunca, todo
fue luz, todo le salió bien, preparo un lemon pie exquisito, y todos los
ciudadanos “nostalgos” [1]
lo saludaron amigablemente, todos parecían ser felices ese día, todo parecía ir
bien. ¿Y es que en los sueños de un loco deprimido todo funciona bien para él,
verdad? Milo no lo anticipó, tampoco quería detenerlo, pues solo se dispuso a
disfrutar del sueño, hermosa pero engañosa ilusión. Siempre le habían advertido
que soñar es muy peligroso, y no servía de nada, pero a él le parecía todo lo
contrario, le encantaba soñar despierto, tener deseos y anhelos, pues que mejor
que eso, él decía que no tenía sentido la existencia si no nos atrevemos a
soñar, claro, jamás lo dijo en voz alta, pues tendría problemas de ser así, ya
que los nostalgos lo tomarían por raro y
lo exiliarían a la Ciudad de la Perdición, donde todo era horrible, sus
habitantes estaban locos, esquizofrénicos, parece excitante al oírlo, pero no
era así, era una ciudad maldita, condenada a la muerte, locura y depravación, pues
allí estaban los desechos de la antigua sociedad.
Por Providencia le sucedió algo
asombroso, algo que jamás creyó que le podría ocurrir, por un momento se
asustó, pues ese era unas de las pocas cosas a las que los nostalgos
sobrevivían, y eso que todos los nostalgos fuman, además de los deportes
extremos que a los nostalgos tanto les gustan, además de todo, de la vida
melancólica e insana que llevaba, no, esto fue peor, mucho peor y aterrador.
Conoció a María Nostalgia, la más
hermosa y excéntrica mujer que había conocido, era la mujer de sus sueños, era
la musa perfecta para cualquier poeta, como él, claro entablar una conversación
con ella no fue fácil, ya que ella no era nada accesible. A Milo poco le
importaba, pues estaba dispuesto a esperar lo necesario para estar con ella.
Y ciertamente un buen día, ya cansada de
que le pidiera para salir, tuvo que aceptarlo, para sorpresa de la joven, él le
agradaba, tanto que se casaron, sus demonios se convirtieron en ángeles y Milo
dejo de soñar despierto pues tenía todo lo que alguna vez espero. Amor
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