martes, 6 de octubre de 2015

De uno de los mejores regalos que me pudieron haber dado Las Ensoñaciones del Paseante Solitario de Rousseau.

"Pero si hay un estado en el que el alma encuentra una base lo bastante sólida para reposar por completo y reunir en el todo su ser, sin tener necesidad de recordar el pasado ni de franquear el porvenir; donde el tiempo no sea para ella, donde el presente dure para siempre sin marcar, no obstante, su duración, y sin ningún rastro de sucesión, sin ningún otro sentimiento de privación ni de goce de placer ni de pena de deseo ni de temor, más que el de nuestra existencia, y que ese solo sentimiento pueda llenarla por entero; en tanto ese estado dure, quien se encuentre en el, puede decirse feliz."

Esto se lo dije a unos ojos cafés, a los pies de un prolífico árbol, uno de mis momentos preferidos en mi vida.


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