A Fabien Merelle
Pinta curiosas putrefacciones.
Ama las miniaturas
en especial, aquellas que tienen mariposas
detrás de la cabeza.
Su fetiche son las narices pronunciadas
como a Leonardo le gustaría.
Vive en silenciosas blanquecinas paredes
con ventanas de mármol y piso con mosaicos de manteca.
Toma café con Rojo, por las tardes
disfrutando de dulces Di Saronnos
y por las noches, amables Berlinas.
Dedica su letargo a las pinturas
con maravillosa eficiencia
que pinta hasta cada rasgo de los pistilos.
Las cutículas de las uñas.
Las venas de los globos oculares.
El brillo de cada engranaje de un reloj de bolsillo.
Y cada trazo de los espolones de una lepidoptera.
Creé en los marginados
y en la eternidad del mar.
Curioso personaje solitario, eh?
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