lunes, 28 de septiembre de 2015

Filme-arte/Filme-antiartístico

El filmador artístico, corrompido por la absorción inasimilada de la literatura y con un afán risible de originalidad, tiende a la máxima complejidad de conflictos psicológicos y expresivos, intrincados, dentro del mas grande y variado surtido de recursos muchas veces extrecinematográficos, todo eso lleva, naturalmente de cabeza a la anécdota con apariencias de trascendentalismo, pero en  el fondo de una perfecta inocencia y puerilidad.
El anónimo filmador antiartístico filma una blanca confitería, una anodina y simple habitación cualquiera, la garita de un tren, la estrella del policeman, un beso en el interior de un taxi. Una vez proyectada la cinta resulta que se ha filmado todo un mundo de cuento de hadas de inerrable poesía.
Frizt Lang organiza un magno espectáculo: arquitectos, ingenieros, intersección de reflectores potentísimos, grandioso escenario dantesco, proporciones llamadas grandiosas, donde se mueven las multitudes, las luces y las máquinas, etc., etc., con todo el teatralismo de la peor pintura de la historia. Que un Moreno Carbonero pinte la Edad Media y rascacielos no es diferente. El cine de este modo, deviene instrumento expresivo de la más gratuita y vulgar anécdota; su palpitación pura, recién nacida es espantosamente infectada con todos los gérmenes de la putrefacción artística.

Salvador Dalí, en Gaceta Literaria,
15 de diciembre de 1927,
artículo dedicado a Luis Buñuel

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