Oh Hijo Pródigo, que en soledad, tubo que cultivarse, pues la Madre Ausente andaba con ceguera, guiándose por el Espíritu Maldito, navega por las buenas aguas. Pues su madre solo le remite al Leteo.
Quién diría, Hijo Pródigo, que los ángeles canten cada vez que calles, que te fías de todas las artes empleándolas con audacia.
Infernal criatura ¿de qué círculo saliste?
No hay comentarios:
Publicar un comentario